La dilatación de las pupilas suele afectar a un gran número de personas, pero sus causas pueden ser muy diversas. Si bien es cierto que no tiene por qué ser el resultado, necesariamente, de problemas médicos, en algunas ocasiones las pupilas dilatadas sí que son sintomáticas de alteraciones visuales. Y sus consecuencias pueden ser más o menos graves, como en el caso del glaucoma, o de traumatismos craneoencefálicos.
Es por este motivo que, a través de este artículo, desde Lentillas Si, queremos divulgar cuál es la función específica de las pupilas y mostrar en qué situaciones su dilatación puede evidenciar afectaciones importantes en la visión y en el cerebro. Al fin y al cabo, concienciarse de la importancia de escuchar lo que los ojos pueden estar advirtiendo es un paso clave para fomentar una salud visual óptima.
Las pupilas y la regulación del paso de la luz
La pupila es un orificio situado en el centro del iris. Es fácilmente reconocible, al observar externamente el ojo, y ver que es un agujero negro. Su misión es controlar, mediante movimientos de dilatación y contracción, la cantidad de luz que penetra en el interior del globo ocular. Así pues, su papel es fundamental en la recepción de imágenes, que posteriormente se encargará de procesar la retina.
Ahora bien, ¿Sabemos cuándo se dilatan o contraen las pupilas? En esta línea, hay que tener en cuenta, en primer lugar, que, cuando la cantidad de luz en el ambiente es baja, los ojos tienen la necesidad de dilatarse, con el objetivo de adaptarse al contexto lumínico. Por lo tanto, un primer condicionante, sería el ambiental.
La dilatación de las pupilas y la oscuridad
Siguiendo con las ideas expuestas hasta ahora, podemos concluir que las pupilas suelen dilatarse en las zonas oscuras. Por consiguiente, cuando la cantidad de luz no es la adecuada, se produce, por lo general, la dilatación. Del mismo modo, los ojos también necesitan dilatarse con el despertar, para adaptarse a la luz del día después de llevar un tiempo más o menos largo cerrados.
Las pupilas y la evidencia de estados emocionales
Pero no solamente la luz influye en las pupilas. No es de extrañar, en este sentido, que de ellas se diga, a menudo, que son el radar las emociones de las personas. Los cambios de estado anímicos son una de las causas naturales más recurrentes de la dilatación.
Al experimentar emociones intensas, como el enamoramiento, la admiración, el enardecimiento y la alegría, las pupilas se dilatan. Sucede lo mismo con actividades que requieren de una concentración acentuada.
El consumo de drogas y según qué medicación, entre otros factores de dilatación
Tras la dilatación de las pupilas, a parte de la luz y las emociones, también se puede encontrar el consumo de determinados medicamentos, como los antihistamínicos o los antidepresivos. Lo mismo podemos decir en el caso de algunas drogas que tienden a fomentar la excitación, como las bebidas alcohólicas, la marihuana o la cocaína.
Las pupilas dilatadas también son síntoma de patologías visuales
Dicho todo esto, las pupilas dilatadas pueden ser también el síntoma de patologías visuales más o menos graves, tal y como comprobaremos. En este caso, hay que tomar serias precauciones.
Debemos atender también especial atención, cuando la dilatación de las pupilas es distinta de un ojo al otro.
Este estado de las pupilas puede estar revelando patologías visuales como el glaucoma o la isquemia del iris, así como daños neurológicos. Sin ir más lejos, la dilatación puede estar motivada por traumatismos, hernias cerebrales, situaciones de epilepsia o problemas cardiovasculares. Es, consiguientemente, muy importante recurrir a un especialista en el caso de sospechar de que la dilatación en cuestión no responde a ninguna de las múltiples causas anteriormente descritas.
No normalizar lo extraordinario
En este artículo hemos podido constatar que la dilatación de las pupilas puede responder a muchas causas distintas. Algunas de ellas están, en origen, íntimimente relacionadas con problemas visuales y/o cerebrales.
Quizás, por todo esto, el mejor consejo que podemos ofrecer es el de no normalizar, bajo ningún concepto, una dilatación que no sea fruto de causas naturales, o de la ingestión de determinadas sustancias. Parece una recomendación muy simple, pero a veces son las más esenciales, y las que antes que nada se olvidan. Hay que escuchar con atención al cuerpo humano, y en el caso que nos ocupa, los ojos.