Al sonar el despertador por la mañana, lo primero que hacen muchas personas es: encender la luz de la mesilla y querer ver bien. Andando con los ojos medio cerrados ponen camino al baño, para comenzar un nuevo día.
Los usuarios de lentes de contacto están cada vez más acostumbrados a la sensación de ver bien. Es complicado volver a ver borroso cuando llevas 13 horas viendo a la perfección. Por eso, al usuario de lentillas, en muchas ocasiones se le olvida quitárselas y las expone a situaciones que pueden provocar daños a su salud ocular.
Pocos saben que las lentes de contacto son un producto excelente para la reproducción de bacterias y, en consecuencia, no se suelen cumplir a rajatabla los consejos de uso. La mayoría de los usuarios de lentillas comete algún tipo de comportamiento que supone un riesgo de infección.
Ducharse con lentillas
Las personas que utilizan lentillas no suelen quitárselas cuando van a darse una ducha o un baño. No son conscientes del peligro al que se exponen, por si se considera que es suficiente que estas no entren en contacto con el agua. Sin embargo, los especialistas recomiendan que si nos duchamos sea sin lentillas, ya que el agua, aunque haya sido depurada, nunca está exenta de bacterias y otros agentes que pueden causar infecciones en los ojos.
Aunque las posibilidades de infección no sean altas. De darse el caso, la detección temprana es clave. En este sentido, aunque es más peligroso nadar en una piscina que ducharse en casa, la ameba puede sobrevivir al cloro. Si realmente tienes que usar las lentes, se recomienda utilizar unas gafas protectoras por encima. Por la misma razón, no se deben lavar las lentillas con agua de grifo.
Dormir con lentillas
Dormir con ellas puestas es otro gran error a no ser que utilicemos estén adaptadas para ese uso. Sí, sabemos que nos arrepentiremos la mañana siguiente o cuando despertemos de la pequeña siesta, que serán difíciles de quitar y del riesgo de infección que supone cuando lo hagamos. Aunque las lentillas son cada vez más cómodas y eficientes, dormir con ellas puestas es malo ya que siguen limitando el acceso de la córnea tanto al oxígeno como a la lágrima. Estos efectos empeoran al dormir, ya que de por sí el ojo recibe menos oxígeno cuando está cerrado.
Si sienten molestias, eso quiere decir que, o bien se han acumulado bacterias, o bien se está produciendo una abrasión de la córnea. Y sobre todo nunca utilizar unas lentes de contacto cuando ha pasado el tiempo indicado, es necesario cambiar las lentes de contacto por otras nuevas, ya que los materiales se degradan provocando daños innecesarios.
Una vez se pasa su fecha de caducidad, el riesgo de infección aumenta. A su vez, también es recomendable reemplazar el estuche con cada bote nuevo de solución de mantenimiento o como mínimo una vez cada tres meses. No lo olvides, hay riesgos que pueden ser evitados.
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