Detrás de los holandeses, los niños españoles son los segundos europeos en iniciarse en el uso de lentes de contacto, un dato positivo en ciertos aspectos sobre todo en lo que compete a la higiene.
Hoy en Lentillas Si, le vamos a comentar todas las novedades con relación a la salud visual de los niños con las últimas novedades del campo de la óptica, así como las causas de esta tendencia.
¿A qué edad pueden empezar a usar lentes de contacto los niños?
La prevención resulta clave si se tienen niños en casa para evitar que estos desarrollen deficiencias oculares, y esto parte del hecho de que los pequeños acudan a revisiones oculares regulares.
Recientes estudios confirman que solo 3 de cada 10 niños menores de 7 años han acudido a sus revisiones: el problema de esto radica en que si tan solo se lleva al niño al oculista u optometrista cuando nota que no ve bien, puede ser ya tarde para ponerle solución.
Por otra parte, cerca de un 20% de los españoles que emplean lentes de contacto se someten a revisiones cada 6 meses y la mitad cerca de una vez al año: unas cifras que podrían ser mejorables pero que dentro de la media europea no están mal.
Sin embargo, según los expertos un niño de entre 6 y 8 años puede comenzar a usar lentillas si posee la suficiente madurez y las capacidades motoras para hacerlo sin problema, siempre estando supervisado por un adulto.
En el caso de que su hijo tenga problemas de visión, lo ideal será que se ponga en contacto con su oculista u optometrista para que este le enseñe a ponerse las lentes de contacto de un modo más ameno, como si fuera un juego.
Asimismo, los especialistas recomiendan el empleo de lentes blandas desechables diarias, siempre que sea posible, para los niños, en primer lugar porque supone que aunque tendrá que tener cuidado, estas serán más fáciles de controlar al saber que todos los días van a tener que cambiar sus lentillas.
Además, inculcarles una buena higiene desde la infancia si usan lentillas es muy importante para que interioricen la importancia de estar lejos de microorganismos y patógenos que les puedan generar enfermedades oculares.
En segundo lugar, porque le resultarán más cómodas para su adaptación y si las dioptrías del pequeño aumentan o disminuyen el gasto económico a la hora de cambiar las lentillas es menor que frente al de unas gafas.
Recuerde que resulta de vital importancia detectar lo más pronto posible en los niños las deficiencias en la visión. A una edad de 5 y 6 años es cuando estos comienzan a aprender a leer, como norma, y su aprendizaje se puede ver perjudicado si no ven bien.
El empleo de lentillas en la niñez
El hecho de que los niños españoles se inicien de forma tan prematura en el uso de lentes de contacto es indicador de un dato positivo: su relación con la higiene va a ser mayor.
Esto es así porque, frente a los usuarios de gafas, los que emplean lentillas tienden a ser más cuidadosos y limpios en cuanto a su uso, ya que lo requiere. Por consiguiente, esto inculca en los niños unas pautas higiénicas desde pequeños.
Con frecuencia los niños, sobre todo los adolescentes, prefieren las lentes de contacto frente a las gafas por dos factores:
- Estética: como sabe, en la adolescencia la imagen que un niño va a tener de sí mismo puede estar muy influenciada por lo que los demás puedan pensar de él, por ello se escogen las lentillas para esquivar así el uso de gafas.
- Comodidad: a la hora de jugar o practicar deportes supone mucho más cómodo para el usuario de lentillas llevar a cabo estas actividades sin correr el riesgo de romper unas gafas o perderlas, lo que supone un coste muy elevado.
La relación entre el uso de pantallas y la miopía
Si ya en la última década habíamos asistido a un creciente aumento en el empleo de dispositivos electrónicos por parte de los más pequeños, con la llegada de la pandemia este uso se ha vuelto más acusado.
El empleo de pantallas, las cuales emiten luz azul, son en muchas ocasiones la raíz de la temprana aparición de la miopía en los niños (y no tan niños), a causa de que se pasan muchas horas centrando la vista en un punto concreto.
Lo ideal es que en cuanto se detecte que un niño no ve bien se acuda a un especialista para que valore su estado visual y si es preciso le recomiende el empleo de lentillas. Esto generará que deje de forzar la vista y por ende, que se frene o ralentice la pérdida de visión.
Con frecuencia a los niños se les recomienda el uso de lentes de contacto blandas, más cómodas para su uso y que ayudan a controlar el aumento de la miopía.
Controle el tiempo que su hijo pasa ante pantallas, lo ideal es hacer descansos en los que se realicen ejercicios de visión a distancias más largas: los expertos indican descansar 20 segundos por cada 20 minutos con la vista fija en una pantalla o papel próximo, dirigiendo la mirada hacia un objeto que este situado a unos 6m.
Procure siempre que sea posible que los niños jueguen en el exterior, permitiendo que su vista funciones de manera normal y reserve el uso de dispositivos electrónicos para pocos momentos en el día.
En Lentillas Si le queremos recordar la importancia de acudir a las revisiones, tanto si es adulto como en la atención a su hijo, puesto que la calidad visual de una persona puede cambiar con el paso del tiempo y más en la niñez.