Hacer cosas nuevas, probar cosas nuevas siempre da un poco de miedo la primera vez, desde saltar en paracaídas hasta simplemente cambiar de gafas convencionales a lentillas.
Sin embargo, no hay nada mejor que un poco de información y conocimiento para disipar cualquier duda que pueda rondar por la mente, y en consecuencia, prevenir todo daño que pueda ocasionar un mal uso de las lentillas.
Acompañe las indicaciones de su profesional de la visión correspondiente con las siguientes claves que harán la vida mucho más sencilla de la mano de las lentillas.
Colocar lentillas
¿De este lado o al revés?
Antes de siquiera pensar en llevar la lentilla al ojo el paso básico es asegurar que la lentilla se encuentre del lado correcto.
Coloca la lentilla en el dedo índice, si resulta más sencillo se puede ubicar a contraluz para observar con más detenimiento los bordes. Si la lentilla forma una especie de V con los extremos hacia afuera significa que está en sentido equivocado. La lentilla debe tener una forma naturalmente ovalada, asemejándose a un cuenco.
Muchas lentillas, previniendo este problema, adjuntan consigo marcas o números en el borde indicando el lado correcto.
¿Cuál colocar primero?
Si tiene una graduación distinta en cada ojo resulta de mucha ayuda crear una rutina. Elija un ojo por el cual comenzar siempre, de esa forma es menos probable confundir las lentillas.
De igual forma, muchos estuches contienen una marca distintiva para cada ojo.
Lentilla en su lugar con un pestañeo
Para introducir la lentilla sin temor a pellizcarse tan solo se debe abrir completamente el ojo (lo más que pueda) sujetando el párpado superior e inferior con ambos dedos. Mire hacia arriba y con la otra mano sujete firmemente la lentilla hasta el ojo.
Suelte lentamente y cierre los ojos para ajustar la lentilla en su sitio.
Quitar lentillas
Deslizar y afuera
Dominando el paso anterior este resultará muy sencillo. Coloca el dedo índice cuidadosamente en el borde inferior del ojo donde se encuentra la lentilla, deslízala hacia abajo del iris. Pellizca la lentilla con delicadeza y retirar del ojo.
Una vez retiradas ambas lentillas es imprescindible desinfectarlas si se trata de lentillas reutilizables, o desecharlas inmediatamente si es el caso de lentillas diarias.
Higiene, limpieza y desinfección adecuada.
Manos limpias, ojos saludables
Antes de manipular las lentillas es imprescindible lavar y secar muy bien las manos para eliminar cualquier rastro de posible contaminación o suciedad. Los jabones neutros y toallas libres de pelusas o fibras son la mejor opción para estos casos.
Solución siempre al alcance
La solución de mantenimiento es un elemento fundamental para mantener la higiene de las lentillas y evitar cualquier infección ocular. Es por ello que nunca se debe dejar que la solución se agote por completo sin tener un respaldo de repuesto, porque sin la solución desinfectante usar las lentillas supone un riesgo enorme para la salud del ojo.
De igual forma, estas soluciones jamás deben reutilizarse, si su tiempo caducó es vital cambiarla de inmediato.
Cambio de estuche
Es necesario mantener en él una rigurosa limpieza. Asegúrese de secarlo bien y desechar toda solución vieja que permanezca en el estuche, ya que la humedad aumenta el riesgo de bacterias e infecciones.
Cada 3-4 meses es necesario cambiar de estuche, ya que al igual que las lentillas estos también tienen un tiempo de vida.
Prolongar vida útil de las lentillas
Exceder el tiempo de las lentillas es un error que puede causar graves daños, es necesario cumplir con su tiempo de caducidad, no exceder el uso diario recomendado ,y no dormir con ellas puestas. Su tiempo de vida varía de un tipo de lentilla a otra, lo ideal es elegir la que mejor se adapte a las necesidades del ojo y rutina diaria.
Para mejor manipulación
Nunca intente manipular las lentillas, aunque sea momentáneamente, con agua o incluso saliva. En todo caso, las lágrimas artificiales son el mejor producto para lidiar con lentillas si es que necesita una ayuda extra para manipular, o si siente sequedad en los ojos.
Ahorrar malas experiencias solo es cuestión de informarse, practicar y mejorar. De este modo, se evitarán molestias en el ojo, irritación y un uso infructuoso de las lentillas.
Cuidar la salud ocular no es solo trabajo de un profesional de confianza sino una responsabilidad propia, que si se toma de la mejor forma y con buena iniciativa es posible que los cambios positivos a corto y largo plazo estén a un paso de distancia.